¿Cómo matar a un amigo imaginario?
- Querida Pimienta
- Jul 3, 2013
- 2 min read

Esta es una historia real producto de amores, desencantos y largas y extrañas amistades.
¿Cómo matar a un amigo imaginario?
Mi definición de amigo imaginario es: Aquel ser que no es ni Cronopio ni Peter Pan. Llega a tu vida sin anunciarse. Primero te roba el corazón, después te rompe un ala y muy a pesar de uno se instala en tu recamara con la única intensión de compartir tu cama y una seudo amistad. Así tal cual llegó el mío. Primero le dio por adjudicarse frases que solo utilizaba con mis amistades. Tiempo después me entere que las compartió con flores, duendes e insectos en su mundo. Muy por debajo de la mesa le dio por llevarse pequeños objetos de mi afecto. Después descaradamente pedía regalitos.
En una ocasión, mientras veíamos una de mis películas favoritas, ¡se puso a tuitear frases de la película como si fueran suyas! Tal plagio me pareció de mal gusto ¡Cómo se le ocurre citar frases sin usar comillas! Estaba muy molesta pero confieso que no lo manifesté y la sonrisa en mi cara parecía darle permiso.
A partir de ese momento deje de llamarlo Amigo Imaginario y se convirtió en un Bacalao. Cabe mencionar que la película que veíamos era Peter Pan en su versión humana.
Anécdotas con el tengo muchas. Probablemente mi cabeza esta tan llena de sus recuerdos que puede que esa sea la razón por la que me cuesta tanto trabajo crear memorias con alguien más. He intentado abandonarlo millones de veces. Una vez lo deje intencionalmente en el buzón de quejas y sugerencias de una aclamada empresa de comida rápida. El pretexto fue simple: el cono del helado que había pedido no tenía punta de chocolate como esperaba, por lo que tuve que redactar una ligera queja sobre el asunto y le pedí que se quedará a cuidarla hasta que llegará a su destino. Dicha queja nunca llego a su destino pero el ingrato Bacalao regreso a mi cama.
Tome medidas más drásticas y corte todo círculo social que me ataba a el. Pero tampoco funcionó. Entonces.. ¡lo corrí de mi cama! Y aún así, meses después logro regresar. Se trepo por el cobertor, se acostó sobre mi almohada y con elegante elocuencia me contó como en sus meses de e
xilio había rescatado un par de seres peludos. Los saco de su bolsa y me los mostró. No pude resistir y tome uno al cual prometí cuidar hasta su último respiro. El solo sonrió y en ese momento me di cuenta que su plan había sido perfecto. Ya no podría volver a intentar alejarme de el porque esa cosa peluda y hermosa me ataba a su lado.
La única manera de deshacerme de el sería matarle. Pero... ¿Cómo matas a un amigo imaginario? Esto puede ser la crónica de un asesinato anunciado.
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