"Para decir adiós, solo tienes que decirlo" Anónimo
- Querida Pimienta
- Jan 7, 2013
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Cerrar círculos siempre cuesta tanto trabajo. No importa cual sea la pérdida, tampoco importa si ya lo veíamos venir y estábamos preparados o simple y sencillamente nos tomó por sorpresa.
Desde pequeños nos enseñan a vivir pero jamás nos enseñan a morir. Aprendemos a comenzar ciclos pero no a cerrarlos. No existe un manual que nos diga cómo desprendernos de aquellos que deciden partir. Despedirse puede resultar ser todo un arte.
Hace poco leí “La alargada sombra del amor” de Mathias Malzieu. Una novela que relata la historia de un chico de treinta y tantos años y la pérdida de su madre. Durante su duelo conoce al famoso gigante Jack (no, no es el de las habichuelas mágicas), quien le regala una sombra para sobrellevar la pérdida con una serie de peculiares instrucciones:
“Utiliza la sombra. Lee, sueña, descansa, diviértete. No cedas a la desesperación. Usa tus sueños. Y si están rotos, ¡pégalos! Un sueño roto bien pegado puede volverse aún más bello de lo que era. Ama las cosas. ¡Estás vivo! Y lucha solo: de ahí saldrá tu fuerza interior.”
El autor nos hace esta pregunta: “¿Somos nosotros capaces de asumir la pérdida de un amor, un familiar o un amigo?”
Yo creo que no todos tenemos esa capacidad. Habrá quienes se aferran a ese dolor, que hasta a veces puede llegar a ser adictivo. Otros muchos encontrarán paz y claro habrá aquellos que no muestran sentimiento alguno.
Y algunos otros, pocos quizás, encontramos inspiración en cada pérdida, donde el levantarse y continuar resulta ser un recurso inspirativo tan fuerte que llega a convertirse en cuentos, ilustraciones o cualquier otra forma de expresión.
Es lo bonito de estos ciclos. Poder encontrar al final la manera de salir adelante, de volver a sonreír y de valorar a quienes tenemos cerca. Aprendemos que el final nos llega a todos y que no nos queda más que vivir, disfrutar y amar. Bien dijo el gigante Jack: “¡Estás vivo!”
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